España cuenta con una de las redes de carreteras más extensas y modernas de Europa, con más de 165.000 kilómetros de vías. Sin embargo, la siniestralidad al volante se ha estancado en los últimos tres años, con una media de 1.130 fallecidos anuales, en un contexto de aumento de la movilidad. Un estudio de EuroRAP revela que el 14,2% de los tramos de la red estatal presenta un riesgo elevado de accidentes. Para mejorar la seguridad, se propone separar los diferentes usos de las carreteras y mejorar la gestión diaria. Además, se destaca la necesidad de una inversión significativa en el mantenimiento y mejora de las vías convencionales, que representan el 90% de las carreteras y concentran la mayoría de los accidentes mortales.